lunes, 6 de junio de 2016

Metida de pata - Guion

No Seas

Capítulo Nº 4.- Metida de pata

Escena Nº 1 (En el departamento de Alfredo. Tarde)

Raúl se encuentra durmiendo en el sofá cuando en eso viene su hermano por detrás y le avienta un objeto. Éste se despierta sobresaltado.

Alfredo.- Son las 7:30am y tú sigues durmiendo en ese sofá, hermano. ¿Qué pasó? Seguro estuviste bebiendo cerveza hasta embrutecerte, aunque para eso no necesitas beber nada.

Raúl.- Que bonita manera de saludar al borracho de tu hermano cuando hace más de un año que no te veía, Alfredo. Lógicamente teníamos que celebrar con unas cervezas. Oye, y a todo esto. ¿Qué haces vestido formalmente tan temprano en un día domingo?

Alfredo.- Voy a ir a recoger el auto en el taller para luego ir a la casa de Yadira (se da media vuelta yéndose para la puerta principal) Ah, y cuando llegue con ella acá por favor acomódate la camisa y esa corbata.

En eso golpean la puerta, Alfredo abre y es José Antonio. Ambos se saludan dándose un abrazo. Alfredo nota los cabellos parados de su amigo.

Alfredo.- Mi compadre, Puerco Espín. ¿Cómo has estado?

José Antonio.- Ahí, loco. Trabajando en la notaría de mi tío. Y como hoy es mi único día de descanso vine a verte un toque.

Alfredo.- Ah, que bueno (se acerca hacia su hermano) Mira, te presento a mi hermano Raúl.

Raúl.- Hola, ¿Qué tal? Mucho gusto (dice levantando el brazo para estrecharle la mano)

José Antonio.- Hola, brother. Un gusto, loco (dice estrechándole la mano) Soy José Antonio Granda.

Alfredo.- Oye, bueno. ¿Me acompañas al taller para sacar mi carro y luego a la casa de mi novia, José Antonio?

José Antonio.- Sí vamos; Ón. Ya venimos, Raúl. Hasta luego. Y acomódate la corbata, loco.

Raúl mira sorprendido a su hermano y a su amigo, mira su corbata y se la arregla. Luego se pasa la mano en la cara. Se acerca a la puerta principal y se va.

Escena Nº 2 (En la calle. Tarde)

Raúl se acerca a la puerta de entrada de su casa cuando en eso siente una mano por detrás. Éste voltea a ver quien es.

Ludovico.- Hola, Raúl. ¡A los tiempos! Hace dos meses que no nos veíamos.

Raúl.- Tú bien sabes porque ya no quiero saber más de ti, Ludovico. ¿Qué estás haciendo aquí?

Ludovico.- Mira, sé que fui un estúpido de hacer lo que hice hace dos meses. De haberte hecho perder el negocio.

Raúl.- Es que no sólo se trata de pedir perdón sino que tú también cambies de actitud y manera de ser. ¡Mírate! Así piensas ser toda tu vida.

Ludovico.- Tienes toda la razón.

Escena Nº 3 (En la cochera)

Raúl y Ludovico pasan a la cochera y se dirigen hacia la puerta principal. Se sientan en el banco que está cerca de la puerta.

Raúl.- Bueno, ya está bien. Nuevamente te perdono pero cambia de actitud, amigo.

En eso se abre la puerta de entrada de la casa y se asoma una mujer.

Lorena.- Hola. ¿Cómo están los dos? Escuché que la puerta se abría y pensé que eras tú, Raúl. Acaba de llamar tu hermano Alfredo y está molesto que te hayas ido sin decirle nada. Será mejor que lo llames.

Raúl.- Está bien, lo haré. Pero, dime ¿Cómo entraste?

Lorena.- Acuérdate que la semana pasada me diste la llave de la casa para que le sacara copia.

Raúl.- Es verdad, ya me había olvidado; corazón. Bueno, nos vemos al rato.

Lorena hace un gesto de disgusto y cierra la puerta dejándolos solos.

Ludovico.- Pensé que nunca le ibas a caer a Lorena que hasta ahora le das la llave de tu casa. Se ve que ustedes dos se tienen mucha confianza.

Raúl.- Así es la vida, Ludovico. La vida te da muchas sorpresas, uno puede comenzar una carrera como empresario en ventas de camionetas como ser simples abugaduchos trabajando para un familiar en una notaría. Otros pueden ser psicólogas como Lorena, mi novia, a la que acabas de ver y otros pueden ser abogados como mi hermano Alfredo.

Ludovico.- Ya has mencionado a esas personas y tu amigo ese alto, gordito con nariz de tucán. ¿A qué se dedica?

Raúl.- ¿Te refieres a Jairo Pedraza? Él trabaja conmigo en el alquiler de camionetas, es muy buena persona pero a veces me molesta su arrogancia.

En eso, golpean fuertemente la puerta. Raúl se acerca hacia la puerta y abre.

Teodoro.- ¡Primo, primaso! Dame un abrazo.

Teodoro abraza a su primo Raúl, quien sonríe.

Raúl.- ¡Caray, primo! Hace mucho tiempo que no te veía.

Teodoro.- Efectivamente, hace cinco meses que no te venía a visitar. ¿Y qué haces vestido con terno? ¿Vienes de algún matrimonio?

Raúl.- En realidad, no. Lo que pasa es que el Sábado me fui del trabajo al departamento de mi hermano y estuvimos hasta la madrugada conversando y bebiendo cerveza. Pero, ¡pasa!

 Cuando los dos se acercan a Ludovico, éste se levanta como un resorte y saluda a Teodoro con un apretón de manos.

Teodoro.- Buenas tardes. Soy Teodoro Vértiz, primo de Raúl.

Ludovico.- Mi nombre es Ludovico Seas y soy amigo de Raúl.


Raúl.- Y yo soy Raúl Veyán y soy amigo de Ludovico y primo de Teodoro. ¿Ya vamos a comenzar con estupideces?

La cámara poncha a Ludovico y Teodoro riéndose.

Teodoro.- No cabe duda que tu sentido del humor no cambia. ¿Y cómo está, Lorena?

Raúl.- Bien, ella está adentro, seguro viendo televisión o leyendo algún libro. Pero cuéntame ¿Tú cómo has estado?

Teodoro.- Bien, bueno ser arquitecto la verdad me ha quitado mucho tiempo ya que estoy trabajando un poco más de la hora y llego tarde a casa. Ando viendo la construcción de un edificio por Los Madrigales.

Ludovico.- ¡Que bueno! Pero no sería una buena idea entrar. Está haciendo mucho frío.

Teodoro.- Eso si, Ludovico. Estando acá parados hace rato nos va a salir raíces en los pies.

Los tres pasan adentro de la casa y se dirigen a la sala. Se sientan en distintos sofás. Teodoro en el sofá grande y Ludovico y Raúl en los más chicos. Teodoro se acomoda los anteojos y Raúl se levanta del asiento y se va a la cocina. En la cocina, éste abre la refrigeradora pero nota que no tiene nada que ofrecerles a sus amigos. En eso observa un florero lleno de agua en la mesa, se asegura que nadie lo ve y vierte su contenido en dos vasos que había sacado de la alacena.

Raúl.- Espero que no se den cuenta. Eso me pasa por no comprar gaseosa.

Escena Nº 4 (En la sala)

Teodoro.- ¿Y tú en que trabajas?

Ludovico.- Es que me da vergüenza, no sé si debería decirlo.

Teodoro.- Pero dilo. No hay trabajo malo, lo malo sería si no hiciéramos nada.

Ludovico.- Bueno, trabajo en un restaurante de y animo a la gente para que entren al local de mi papá y a parte reparto volantes.

Teodoro.- Me parece bien pero no veo que haya algo para que avergonzarse, Ludovico.

Ludovico.- Sí pero todo eso lo hago con un disfraz de pollo.

Raúl sale de la cocina y se acerca hacia sus amigos y les ofrece los vasos con agua de florero, luego éste se sienta, mientras beben del agua.

Teodoro.- Uhmmm. ¡Que rica agua! Parece sacado de un manantial.

Ludovico.- Sí y sobre todo que hasta con un sabor especial.

Raúl se ríe disimuladamente.

Teodoro.- ¿Y que tal si seguimos bebiendo de esta agua acompañado de algo? ¿Por qué no llamas a Pizza Hut, Raúl? Yo invito.

Raúl.- Me parece muy bien.

Ludovico.- Y con extra queso, por favor.


En un plano general se ven a los tres, Raúl se levanta del asiento y se dirige hacia el teléfono. Mientras le contestan, éste se sienta en el asiento que está cerca de la mesa del aparato y conversa con un representante. Teodoro y Ludovico contemplan sus vasos.

Ludovico.- Es la mejor agua que haya probado. ¿De dónde la habrá sacado?

Teodoro.- No creo que sea San Luis, es un agua especial. ¡Verdad!  (dice esto sorprendido) A todo esto, me olvidé que tenía que hacer unos asuntos en mi casa (mira a Raúl, quien sigue conversando por teléfono y se levanta del sofá) ¡Raúl! Ya me tengo que ir, en verdad lo siento

Ludovico.- ¡Tan pronto! Espera, voy a hacer algo (dice esto levantándose del sofá, se acerca a Raúl por detrás del sofá donde estaba sentado y mete el pie en un balde sin darse cuenta, se acerca a Raúl y le quita el auricular para continuar hablando él. Teodoro se peina con las manos y se acomoda los anteojos. Raúl cuelga el auricular. Teodoro se acerca a ellos)

Teodoro.- Bueno, primo. Disculpa que te haya hecho llamar a la pizzería. Ya me tengo que ir.

Ludovico.- No te preocupes, le quité el auricular del teléfono a Raúl para decirle a la señorita que te lleve la pizza a tu casa ya que te tienes que ir ahí.

Teodoro.- ¿Y para qué haces eso? (le dice alzando la voz y sorprendido) ¿Y ahora voy a pagar una pizza para que en vez de que venga acá vaya a mi casa?

Raúl.- Ya decía yo que tú nunca vas a cambiar. ¡No seas!

Teodoro.- Ahora voy a tener que ir a mi casa rápido para ver lo de la pizza. ¡Dios mío! Disculpa, Raúl. Me retiro.

Teodoro abre la puerta y se va. La puerta principal de la casa se abre y sale Ludovico, la cámara hace un zoom en plano medio.

Ludovico.- ¿Habré metido la pata?

La cámara poncha a Ludovico en un plano general observándose el pie de éste en un balde mientras camina.








FIN

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