lunes, 6 de junio de 2016

Guion del Cadaver y yo

                                            EL CADÁVER Y YO

                                                           ELENCO

Ricardo Vásquez de Velasco          como  Jesús/Daniel Vigil
Claudio Martínez                             como  Ramiro Hidalgo
Raúl Rueda                                     como  José Antonio Granda
Natalie Valdez                                 como  Violeta Alarco
Jéssica Sarco                                  como  Hortensia
Juan Renato Vílchez                       como  Arturo Bueno

                                       1º CAPÍTULO
                     LA MUERTE POR VEINTE CENTAVOS

1º Escena (En la mañana. Evaristo)
Jesús sale del Bingo Palace y se va caminando sin rumbo, luego se detiene y voltea. Se observa su amigo Ramiro, quien se acerca a éste.
Jesús.- ¡Hey, Ramiro! Vamos. Recuerda que tengo que llegar temprano a la casa porque tengo que ver unos asuntos.
Ramiro.- Ya, está bien.
Evaristo mira hacia la avenida buscando un taxi que pare.

Entrada de la serie con la música de Footloose.

2º Escena (En casa de Evaristo. En la sala)
La puerta de entrada de la sala se abre e ingresa Evaristo junto con su amigo Ramiro se dirigen conversando hacia la terraza.
Jesús.- No puedo creer que haya invertido mi dinero en esas máquinas tragamonedas. Sólo me hicieron perder.
Ramiro.- Si pues, a veces están programadas para ganar y otras veces para perder. Pero a ti sólo se te ocurre invertir un dinero que era para pagar la luz de tu casa.

Jesús.- Eso no interesa. Saco más dinero de mi tarjeta.

3º escena (En la terraza. Atrás del BBQ)
Jesús y Ramiro salen a la terraza y se ubican en el BBQ
Ramiro.- Verdad, Jesús. Cambiando de tema, necesito que me por favor me devuelvas los veinte centavos que te presté para que pagaras al taxista que nos trajo acá.
Jesús.- Tendrás que esperar, amigo Ramiro. Tengo que sacar dinero del cajero del banco ya que no tengo nada en la billetera. Además, son veinte centavos pues. ¡No te pases!
Ramiro.- ¿No te pases? Oye, te gastas el dinero que tenías para pagar la luz y te lo tiraste en las máquinas tragamonedas del Bingo Palace. Tienes que asumir tus responsabilidades.
Jesús.- Mira, idiota. A mi no me vas a venir a enseñarme modales en mi propia casa. ¡Ya te he dicho que esperes!
Ramiro.- ¿Qué fue lo que me dijiste?
Jesús.- ¡Idiota!
Ramiro.- ¡No! ¡Lo que dijiste después de eso!
Jesús.- Que a mi no me vas a venir a enseñarme modales en mi propia casa.
Ramiro.- Sí, eso justo es lo que quiero explicarte que esta no es tu casa. Es la casa de tus padres, los cuales gracias a Dios pudieron cumplir su sueño de viajar a Madrid y si ellos te vieran lo que has hecho, créeme que tanto ellos como yo estaríamos muy molestos contigo. Lo único que haces es perder (se observa a Evaristo tornándose molesto) el tiempo en cosas insignificantes y que dañan el cerebro, y es más (se observa a Ramiro) ese dinero con el que ibas a pagar la luz te lo prestó tu jefe Fernando Salas y cuando venga y sepa de esto, yo no sé, Jesús.
En un plano entero, se ve a Ramiro que trata de alejarse de Jesús yéndose por donde vino pero éste lo detiene.
Jesús.- ¿Qué quieres decir cuando mencionaste a mi jefe?
Ramiro.- Que le voy a decir lo que hiciste con su dinero porque no deseo ser alcahuete de nadie.
Jesús.- ¡Eres un malagradecido! (dice esto empujándolo)
Ramiro le tira un puñetazo en la cara, quien apenas tambalea para caer al piso pero se contiene y le responde el golpe de tal manera que la frente de Ramiro se estrella en una esquina del BBQ. Éste cae al piso boca abajo. Sin prestar atención a lo ocurrido, Jesús se mira las manos mientras se las sacude las palmas. Mira a su amigo, quien yace tirado en el suelo.



Jesús.- Por favor, Ramiro. Levántate que no te golpeé tan fuerte. Das lástima ahí tirado. ¡Ramiro! ¡Ramiro!

Al ver que su amigo no responde, se da cuenta en la esquina del BBQ que tiene sangre. Rápidamente lo voltea, y se da cuenta que su frente chocó contra esa porción de ladrillo. Se pasa las manos en la cara, los ojos los tiene abiertos sorprendido de haber matado a su amigo. Le toca el cuello y al ver que no tiene pulso, se arrodilla derrotado y decepcionado de sí mismo.
Jesús.- ¡Rayos!

Jesús agarra los pies de Ramiro y lo arrastra hacia el chalet. Ahí lo esconde. En eso, se escucha el sonido del timbre del intercomunicador de la casa. Jesús se asusta sobresaltado. Se levanta del suelo y va a la cocina a ver quien es. En el intercomunicador se observa que es un amigo suyo: José Antonio Granda. Descuelga el auricular, se queda pensativo, no le contesta. Luego, José Antonio vuelve a tocar el timbre.
Jesús.- ¡Hola!
José Antonio.- Hola, Jesús. Soy José Antonio Granda (dice esto sonriendo)
Jesús.- Adelante, amigo.
Jesús se dirige hacia la puerta y luego de abrirla, José Antonio se le incorpora y lo abraza diciendo.
José Antonio.- Hey, amigo. ¡Soy policía! ¡Soy policía!
Jesús.- ¿Po-po-policía? (dice asustado)
José Antonio.- Así es, pasé los exámenes y todas las pruebas que me hicieron y ya pertenezco a la Policía Nacional. Pero ¿qué te pasa? Parece que hubieras visto un cadáver.
Jesús.- ¿Ca-ca-cadáver? No, jajaja. Lo que pasa es que estaba viendo la televisión y estaban emitiendo por cable una película de terror en el canal 10.
José Antonio.- ¿En el canal 10? Te debes de haber equivocado porque el canal 10, es el Canal de las Estrellas y sólo emiten puros programas mexicanos.
Jesús.- Pues, la verdad no sé que decirte. Al menos eso me pareció. ¿Y dices que te aceptaron en la Policía Nacional? Que buena noticia (dice sin ganas y nervioso) Pero pasa a la terraza, por favor.
Jesús y José Antonio pasan a la terraza.
José Antonio.- Ahora que estuve en la mañana en la Policía Nacional, estuve en la morgue y la verdad me sentí incómodo. No por los muertos que hay sino por el olor. ¡Es un olor insoportable!



Jesús.- Me imagino
Diciendo esto, Jesús voltea a ver el chalet donde tiene escondido el cadáver de su amigo mientras José Antonio observa la piscina vacía.
José Antonio.- Veo que has vaciado la piscina para que la limpien. Dime, ahora que estamos en verano y ya esté llena. ¿Puedo venir a meterme en la alberca?
Jesús.- Pues, claro hombre. Puedes venir las veces que quieras. Bueno siempre y cuando no te presentes con otro cadáver.
José Antonio.- ¿Cómo que otro cadáver? ¿Qué quieres decir con eso? (dice esto sorprendido)
Jesús.- Ah, no. Jajaja. No me hagas caso, estaba haciendo una broma.
José Antonio.- Creo que ese programa de terror que has visto te está haciendo decir cosas que no tienen sentido, Jesús. Deberías de aprovechar tu tiempo en algo más productivo.
En eso, el celular de Jesús suena. Éste contesta y una voz siniestra le contesta.
Voz siniestra.- ¡Aún me debes los veinte centavos!
Jesús se queda impactado por el comentario y con la boca abierta, apaga su celular y se lo mete al bolsillo.
José Antonio.- Bueno, ya me tengo que ir. Tengo que estar temprano en la Policía Nacional, Jesús. ¿Jesús? (voltea a ver a su amigo quien aún está petrificado y con la boca abierta) Jesús te estoy hablando. ¡¡Jesús!!
Jesús.- ¡Ah! ¿Qué? ¿Qué pasa?
José Antonio.- Pareciera que te hubiera llamado Freddy Krueger. Te decía que ya me tengo que ir.
Jesús.- Te acompaño a la puerta.
Jesús y José Antonio caminan hacia la puerta de entrada de la casa. Éste le abre y José Antonio sale y le estrecha la mano.
José Antonio.- Nos estamos viendo otro día. Quizás el sábado de la próxima semana me pueda pasar a visitarte nuevamente. Me saludas a tu hermano Daniel.



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