No
Seas
Capítulo
Nº 4.- Metida de pata
Escena Nº 1 (En el
departamento de Alfredo. Tarde)
Raúl
se encuentra durmiendo en el sofá cuando en eso viene su hermano por detrás y
le avienta un objeto. Éste se despierta sobresaltado.
Alfredo.- Son las 7:30am y tú sigues
durmiendo en ese sofá, hermano. ¿Qué pasó? Seguro estuviste bebiendo cerveza
hasta embrutecerte, aunque para eso no necesitas beber nada.
Raúl.- Que bonita manera de saludar al
borracho de tu hermano cuando hace más de un año que no te veía, Alfredo.
Lógicamente teníamos que celebrar con unas cervezas. Oye, y a todo esto. ¿Qué
haces vestido formalmente tan temprano en un día domingo?
Alfredo.- Voy a ir a recoger el auto
en el taller para luego ir a la casa de Yadira (se da media vuelta yéndose para la puerta principal) Ah, y cuando
llegue con ella acá por favor acomódate la camisa y esa corbata.
En
eso golpean la puerta, Alfredo abre y es José Antonio. Ambos se saludan dándose
un abrazo. Alfredo nota los cabellos parados de su amigo.
Alfredo.- Mi compadre, Puerco Espín.
¿Cómo has estado?
José Antonio.- Ahí, loco. Trabajando
en la notaría de mi tío. Y como hoy es mi único día de descanso vine a verte un
toque.
Alfredo.- Ah, que bueno (se acerca hacia su hermano) Mira, te
presento a mi hermano Raúl.
Raúl.- Hola, ¿Qué tal? Mucho gusto (dice levantando el brazo para estrecharle
la mano)
José Antonio.- Hola, brother. Un
gusto, loco (dice estrechándole la mano) Soy
José Antonio Granda.
Alfredo.- Oye, bueno. ¿Me acompañas al
taller para sacar mi carro y luego a la casa de mi novia, José Antonio?
José Antonio.- Sí vamos; Ón. Ya
venimos, Raúl. Hasta luego. Y acomódate la corbata, loco.
Raúl
mira sorprendido a su hermano y a su amigo, mira su corbata y se la arregla.
Luego se pasa la mano en la cara. Se acerca a la puerta principal y se va.
Escena Nº 2 (En la
calle. Tarde)
Raúl
se acerca a la puerta de entrada de su casa cuando en eso siente una mano por
detrás. Éste voltea a ver quien es.
Ludovico.- Hola, Raúl. ¡A los tiempos!
Hace dos meses que no nos veíamos.
Raúl.- Tú bien sabes porque ya no
quiero saber más de ti, Ludovico. ¿Qué estás haciendo aquí?
Ludovico.- Mira, sé que fui un
estúpido de hacer lo que hice hace dos meses. De haberte hecho perder el
negocio.
Raúl.- Es que no sólo se trata de
pedir perdón sino que tú también cambies de actitud y manera de ser. ¡Mírate!
Así piensas ser toda tu vida.
Ludovico.- Tienes toda la razón.
Escena Nº 3 (En la
cochera)
Raúl y Ludovico pasan a la cochera y
se dirigen hacia la puerta principal. Se sientan en el banco que está cerca de
la puerta.
Raúl.- Bueno, ya está bien. Nuevamente
te perdono pero cambia de actitud, amigo.
En eso se abre la puerta de entrada de
la casa y se asoma una mujer.
Lorena.- Hola. ¿Cómo están los dos?
Escuché que la puerta se abría y pensé que eras tú, Raúl. Acaba de llamar tu
hermano Alfredo y está molesto que te hayas ido sin decirle nada. Será mejor
que lo llames.
Raúl.- Está bien, lo haré. Pero, dime
¿Cómo entraste?
Lorena.- Acuérdate que la semana
pasada me diste la llave de la casa para que le sacara copia.
Raúl.- Es verdad, ya me había
olvidado; corazón. Bueno, nos vemos al rato.
Lorena
hace un gesto de disgusto y cierra la puerta dejándolos solos.
Ludovico.- Pensé que nunca le ibas a
caer a Lorena que hasta ahora le das la llave de tu casa. Se ve que ustedes dos
se tienen mucha confianza.
Raúl.- Así es la vida, Ludovico. La
vida te da muchas sorpresas, uno puede comenzar una carrera como empresario en
ventas de camionetas como ser simples abugaduchos trabajando para un familiar
en una notaría. Otros pueden ser psicólogas como Lorena, mi novia, a la que
acabas de ver y otros pueden ser abogados como mi hermano Alfredo.
Ludovico.- Ya has mencionado a esas
personas y tu amigo ese alto, gordito con nariz de tucán. ¿A qué se dedica?
Raúl.- ¿Te refieres a Jairo Pedraza?
Él trabaja conmigo en el alquiler de camionetas, es muy buena persona pero a
veces me molesta su arrogancia.
En
eso, golpean fuertemente la puerta. Raúl se acerca hacia la puerta y abre.
Teodoro.- ¡Primo, primaso! Dame un
abrazo.
Teodoro
abraza a su primo Raúl, quien sonríe.
Raúl.- ¡Caray, primo! Hace mucho
tiempo que no te veía.
Teodoro.- Efectivamente, hace cinco
meses que no te venía a visitar. ¿Y qué haces vestido con terno? ¿Vienes de algún
matrimonio?
Raúl.- En realidad, no. Lo que pasa es
que el Sábado me fui del trabajo al departamento de mi hermano y estuvimos
hasta la madrugada conversando y bebiendo cerveza. Pero, ¡pasa!
Cuando
los dos se acercan a Ludovico, éste se levanta como un resorte y saluda a
Teodoro con un apretón de manos.
Teodoro.- Buenas tardes. Soy Teodoro
Vértiz, primo de Raúl.
Ludovico.- Mi nombre es Ludovico Seas
y soy amigo de Raúl.
Raúl.- Y yo soy Raúl Veyán y soy amigo
de Ludovico y primo de Teodoro. ¿Ya vamos a comenzar con estupideces?
La
cámara poncha a Ludovico y Teodoro riéndose.
Teodoro.- No cabe duda que tu sentido
del humor no cambia. ¿Y cómo está, Lorena?
Raúl.- Bien, ella está adentro, seguro
viendo televisión o leyendo algún libro. Pero cuéntame ¿Tú cómo has estado?
Teodoro.- Bien, bueno ser arquitecto
la verdad me ha quitado mucho tiempo ya que estoy trabajando un poco más de la
hora y llego tarde a casa. Ando viendo la construcción de un edificio por Los
Madrigales.
Ludovico.- ¡Que bueno! Pero no sería
una buena idea entrar. Está haciendo mucho frío.
Teodoro.- Eso si, Ludovico. Estando
acá parados hace rato nos va a salir raíces en los pies.
Los
tres pasan adentro de la casa y se dirigen a la sala. Se sientan en distintos sofás.
Teodoro en el sofá grande y Ludovico y Raúl en los más chicos. Teodoro se
acomoda los anteojos y Raúl se levanta del asiento y se va a la cocina. En la
cocina, éste abre la refrigeradora pero nota que no tiene nada que ofrecerles a
sus amigos. En eso observa un florero lleno de agua en la mesa, se asegura que
nadie lo ve y vierte su contenido en dos vasos que había sacado de la alacena.
Raúl.- Espero que no se den cuenta.
Eso me pasa por no comprar gaseosa.
Escena Nº 4 (En la
sala)
Teodoro.- ¿Y tú en que trabajas?
Ludovico.- Es que me da vergüenza, no
sé si debería decirlo.
Teodoro.- Pero dilo. No hay trabajo
malo, lo malo sería si no hiciéramos nada.
Ludovico.- Bueno, trabajo en un
restaurante de y animo a la gente para que entren al local de mi papá y a parte
reparto volantes.
Teodoro.- Me parece bien pero no veo
que haya algo para que avergonzarse, Ludovico.
Ludovico.- Sí pero todo eso lo hago
con un disfraz de pollo.
Raúl
sale de la cocina y se acerca hacia sus amigos y les ofrece los vasos con agua
de florero, luego éste se sienta, mientras beben del agua.
Teodoro.- Uhmmm. ¡Que rica agua!
Parece sacado de un manantial.
Ludovico.- Sí y sobre todo que hasta
con un sabor especial.
Raúl
se ríe disimuladamente.
Teodoro.- ¿Y que tal si seguimos
bebiendo de esta agua acompañado de algo? ¿Por qué no llamas a Pizza Hut, Raúl?
Yo invito.
Raúl.- Me parece muy bien.
Ludovico.- Y con extra queso, por
favor.
En
un plano general se ven a los tres, Raúl se levanta del asiento y se dirige
hacia el teléfono. Mientras le contestan, éste se sienta en el asiento que está
cerca de la mesa del aparato y conversa con un representante. Teodoro y
Ludovico contemplan sus vasos.
Ludovico.- Es la mejor agua que haya
probado. ¿De dónde la habrá sacado?
Teodoro.- No creo que sea San Luis, es
un agua especial. ¡Verdad! (dice esto sorprendido) A todo esto, me
olvidé que tenía que hacer unos asuntos en mi casa (mira a Raúl, quien sigue conversando por teléfono y se levanta del
sofá) ¡Raúl! Ya me tengo que ir, en verdad lo siento
Ludovico.- ¡Tan pronto! Espera, voy a
hacer algo (dice esto levantándose del
sofá, se acerca a Raúl por detrás del sofá donde estaba sentado y mete el pie
en un balde sin darse cuenta, se acerca a Raúl y le quita el auricular para
continuar hablando él. Teodoro se peina con las manos y se acomoda los
anteojos. Raúl cuelga el auricular. Teodoro se acerca a ellos)
Teodoro.- Bueno, primo. Disculpa que
te haya hecho llamar a la pizzería. Ya me tengo que ir.
Ludovico.- No te preocupes, le quité
el auricular del teléfono a Raúl para decirle a la señorita que te lleve la
pizza a tu casa ya que te tienes que ir ahí.
Teodoro.- ¿Y para qué haces eso? (le dice alzando la voz y sorprendido)
¿Y ahora voy a pagar una pizza para que en vez de que venga acá vaya a mi casa?
Raúl.- Ya decía yo que tú nunca vas a
cambiar. ¡No seas!
Teodoro.- Ahora voy a tener que ir a
mi casa rápido para ver lo de la pizza. ¡Dios mío! Disculpa, Raúl. Me retiro.
Teodoro abre la puerta y se va. La
puerta principal de la casa se abre y sale Ludovico, la cámara hace un zoom en
plano medio.
Ludovico.- ¿Habré metido la pata?
La cámara poncha a Ludovico en un
plano general observándose el pie de éste en un balde mientras camina.
FIN